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La amenaza del cambio climático no pertenece a un futuro posible para México, sino que ya forma parte de nuestro presente. Países como el nuestro serán los más afectados por este fenómeno.
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, que reúne a miles de los más importantes expertos de mundo en clima, ha advertido las serias consecuencias del cambio climático y ha recomendado a los gobiernos del mundo, desde la Cumbre de la Tierra de 1992, tomar medidas urgentes para realizar reducciones drásticas en las emisiones de gases invernadero, en especial, de bióxido de carbono -CO2-.
Los escenarios del cambio climático para México son alarmantes, sobre todo porque el país carece de los recursos para enfrentar y mitigar los impactos de este fenómeno, amén de poseer una elevada inseguridad social, económica y política. Y es que un alto porcentaje de la población vive en zonas de alto y mediano riesgo, en viviendas precarias, en áreas con escasez de agua, en zonas con graves problemas de contaminación o bien, dependientes de tierras de temporal. La gran mayoría de la población no cuenta con seguros, carece de suficiente alimento, de asistencia en salud y servicios. Todo esto la hace sumamente vulnerable a los efectos del cambio climático.
No obstante que el gobierno de México desarrolla con la participación de las principales instituciones de investigación en este tema y que en su avance advierte sobre estragos en bosques, zonas de cultivo, cuencas hidrológicas, zonas urbanas y costeras, aún no contempla un Plan emergente. En la práctica, el gobierno mexicano está favoreciendo la postura de las potencias industrializadas que evaden cualquier compromiso y permiten con ello el avance del cambio climático, con todas las consecuencias que esto significa.
Bajo un escenario con un incremento en la temperatura de 2 °C (grados centígrados) y un descenso de 10% en la precipitación, la desaparición de bosques en las zonas de climas templados y semicálidos donde se distribuyen básicamente las coníferas y encinos, serian las más afectadas. En cuanto a los bosques tropicales lluviosos se verían favorecidos. Esto significa que el clima se volvería más extremo, en lo general.
En lo referente a la producción de alimentos, la pérdida de cosechas seria especialmente grave, principalmente cuando la agricultura es de temporal. Es decir, lo que acarrearían las alteraciones del cambio del clima sobre la flora, experimentará una reducción mayor al 50%, problema que se agravará con el crecimiento poblacional.
Las alteraciones en los esquemas de precipitación serán uno de los fenómenos más visibles y dramáticos del cambio climático. Una reducción del volumen de agua en cuencas demasiado explotadas puede convertirse en una catástrofe, principalmente en áreas densamente pobladas. La Crisis del Agua estaría presente en las tres regiones hidrológicas más importantes del país -el sistema Lerma-Chapala-Santiago y las cuencas de los ríos Balsas (a la que pertenece Puebla) y Pánuco-, con referencia a poblaciones que dependen de ellas.
Debido al calentamiento global, el aumento del nivel del mar impactaría casi la mitad del litoral del Golfo de México. Entre las zonas más vulnerables están las lagunas costeras y los pantanos. El estudio Vulnerabilidad del litoral a los efectos por ascenso del nivel del mar en las costas bajas del Golfo de México (Ortiz M.A. y Méndez A.P., Instituto de Geografía) estima que el 46.2% de la costa del Golfo de México, sobre todo del centro hacia el sur. "Otras áreas importantes son los pastizales y tierras agrícolas, los cuales también se contaminarán con la intrusión salina y serán remplazados por nuevos ambientes costeros".
La elevación del mar por el cambio climático no sólo alteraría radicalmente sistemas de gran productividad biológica como las lagunas costeras, sino que también provocaría un impacto irreversible sobre la rica biodiversidad de zonas de pantanos.
Como la mayor parte de la población nacional se concentra en las ciudades, también se generaran consecuencias graves por el cambio climático en la vida urbana. El informe Cambios climáticos y sus posibles consecuencias en las ciudades de México (Sánchez R.A., Colegio de la Frontera Norte) muestra la vulnerabilidad de las ciudades ante una situación paradójica. Por un lado, el desabasto de agua por la reducción de las precipitaciones y por la disminución en la recarga de los mantos acuíferos y, por el otro lado, las inundaciones y desgracias ocasionadas por precipitaciones extremas.
Respecto a la calidad del aire, los problemas en las principales ciudades del país, no cabe duda que han de agudizarse. Un ejemplo sería, el aumento de las concentraciones de ozono en la atmósfera, condición muy grave, por los daños que este contaminante provoca sobre la salud de la población y la destrucción de la fauna y flora cercana. En conclusión, profundos trastornos económicos y sociales.
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