PARTE I
30.09.2010
Cuando se habla de Puebla y el entorno de la capital, las delimitaciones físicas es debate histórico, a grado tal que pareciera un proceso que recién inicia y sin embargo, este, data de la fundación de la ciudad capital (siglo XVI) y los avatares que ha vivido desde la Revolución Mexicana (siglo XIX) y los motines de las elites en el poder. Sí, solamente se han modificado los límites para el provecho de algunos hasta el día de hoy, porque esta organización territorial esta estrechamente ligada a un reparto del gobernante en turno, los poderes económico y político, y sin medida, a una segregación social cuidadosamente mantenida.
Dicen en mi barrio que la extrema riqueza y la extrema pobreza han conformado y seguirán rigiendo el cuadro de vida dentro de lo que fue el Obispado de Puebla (Commons de la Rosa, 1971: 20-21), porque no obstante el paso del tiempo, el gobernador y particularmente lo político, subyace en este proceso y se enmarca desde la estructuración territorial de los planes de desarrollo, porque juegan como elemento distorsionador, excluyente o de anulación en la puesta en práctica de los propósitos que el mismo gobernante ha elaborado históricamente en Puebla.
Al paso de los siglos, la modernidad en Puebla ha sido una realidad política de beneficio para unos cuantos y no así una realidad económica que beneficie al desarrollo regional, porque ciertamente, esta idea de que la ciudad equivale a vida urbana y ésta a modernidad, ha permeado tan solo en nuestros gobernantes. Por eso lo que la gente cuentas es que esa idea es una ficción de la sociedad y que como idea no corresponde a la idiosincrasia poblana y que la incapacidad demostrada por el gobierno para llevarla a la práctica, ilustra lo lejano que estamos de la intensión ciudadana, perdiendo desgraciadamente “nuestra salida de la pobreza” (ideal que es mucho más importante que ser modernos) y sobre todo, lograr un desarrollo ambientalmente sustentable.
Sí, el hecho es que no obstante las instituciones coloniales salieron de nuestro territorio después de consumada la Independencia, la corrupción instaurada por ellas se quedó con nosotros, al igual que se ha quedado esa organización territorial que no logra ver hacia adentro. Así, señalan en el barrio que las acciones maquiavélicas gubernamentales se dan de manera espontánea, bajo contubernios y sin dirección, descuidando en la obsesión de lo urbano y los grandes negocios, “la realidad de la relación hombre, sociedad y medio ambiente”.
Históricamente las vías de comunicación, la expansión comercial e industrial se han hecho a expensas del medio ambiente y de los campesinos metropolitanos, sin que los beneficios tocaran a las puertas de éstos últimos (ejemplo dimensional del efecto. Por decreto, Volkswagen afectó más de 300 hectáreas agrícolas de los municipios de Cuautlancingo y Coronango -1975 a 1985-, asimismo está el caso de Tlaxcalancingo, San Andrés Cholula, Santiago Momoxpan y Chautenco, en donde se expropiaron 1081 has., para nuevas vialidades, conducción y transmisión de energía eléctrica, centros educativos y de salud, entre otras más que al paso del tiempo han hecho a nuestro entorno ambiental, “agobiante”).
La manera de operar en estos casos, es la misma de siempre: “proceso de amedrentamiento a los afectados por venta de sus tierras”; “utilidad pública con argumentos falsos como ¡la generación de empleos que nunca son para los afectados ni representan un volumen sustancial para paliar el desempleo!, ¡obras coadyuvantes para elevar el nivel general de vida de la población, lo que tampoco ha sucedido!; Expropiaciones sin tomar en cuenta argumentos y razones de los afectados, con establecimientos de precios muy bajos y el aprovechamiento del desacuerdo para dejar pasar años ó tranzar para hacer efectivo el pago.
Por eso lo que la gente dice, es que con una política tal, “no resulta raro que los poblanos hayamos vivido estos últimos años de inestabilidad y que en los proceso haya nuevos ricos dentro de gobierno, la SRNM y los ayuntamientos se hacen de la vista gorda y que finalmente los campesinos prefieran urbanizarse”. Por ello, resulta relevante hoy en día, los intereses encontrados y la conciliación que solicita al gobierno marinista, el Patronato de la A.C. “Puebla Verde”, sobre el Parque del Arte, así como la intensión ó lo que guardan en las mangas el ejecutivo del estado, Javier García Ramírez, Francisco Castillo Montemayor y el fideicomiso Atlixcáyotl-Quetzalcoátl, quienes se han aferrado aun por encima de la ley y lo dispuesto por la federación sobre esta reserva ecológica… ¿Será “por las obritas a realizar” en el Parque ó por prepotencia e insolencia gubernamental?.
“Antecedentes para apreciación del público”.
A petición del gobierno poblano (1992), el ejecutivo federal expropió 1080 hectáreas ejidales que rodeaban a la ciudad de Puebla, para crear la “Reserva Territorial Atlixcáyotl-Quetzalcoátl”, teniendo como justificación “generar un crecimiento ordenado”, precisando que 216Has. fueran para equipamiento (escuelas, hospitales, panteones, mercados, ¡áreas deportivas!, zonas de preservación ecológica y el gran parque metropolitano de 110 has.), fijándose así la visión de un cinturón verde entre Puebla y S. Andrés, Cholula… Lo triste, el mal manejo de la reserva y los intereses creados por el gobierno y el fideicomiso Atlixcáyotl-Quetzalcoátl, tan sólo han dejado del “Parque Metropolitano”, lo correspondiente a “Valle Fantástico” (en controversias) y las 12 has. que comprende el “Parque del Arte”, este último bajo resguardo del “Patronato Puebla Verde, A.C.”.
Sí, un objetivo a favor de la calidad de vida de los poblanos y el medio ambiente, pero que se ha ido al traste por los constantes cambios de uso de suelo, contrarios al objetivo primordial, amen del daño a los campesinos a quien sólo se les pagó un promedio de ocho pesos por metro cuadrado, que hoy se cotizan en varios miles de pesos (cuenta la gente que sólo la élite gubernamental y económica han sacado provecho del asunto y que toda acción se ha hecho sin rendir cuentas a los ciudadanos y sin apego a las causas de utilidad pública que motivaron su expropiación).
El Patronato “Puebla Verde, A.C.” a pesar de no contar con subsidios gubernamentales, convino con el gobierno del estado la custodia del Parque del Arte (2003), logrando a la fecha un rescate ambiental integral y su total autosuficiencia (misma que se ha visto afectada por la intromisión del gobierno marinista). No obstante lo anterior, por intereses del gobierno se ha decidido cancelar citada custodia y retornárselo al fideicomiso, cambio que según cuenta la gente, solamente beneficia a empresarios y políticos que han usufructuado la expropiación y la plusvalía de la reserva a costa del bienestar público y contraviene el cumplimiento de la normativa que rige el desarrollo urbano municipal-estatal-federal.
Cabe señalar también que la delimitación de vialidades y zonas de reserva de suelo en los planes de desarrollo o las cartas urbanas de Puebla, han generado especulación y han contribuido a pauperizar a la población por el encarecimiento del precio del suelo y la vivienda, entre otros bienes urbanos. Asimismo ha creado la segregación, que tiene como fondo a la corrupción y la incapacidad de dar soluciones reales y como peor camino tomado, este que una vez implantado, tarde o temprano habrá de revertirse como un conflicto social que evidentemente resulta perversamente politizado y arrinconado en la esfera civil y penal, como ha sucedido hasta ahora por la valiente defensa de “la presidenta del Patronato Puebla Verde, A.C., Verónica Mastretta Guzman”… ¿Otra acción Lidia Cacho?.
Hasta aquí, “La impunidad de las acciones resulta incoherente con la defensa del estado de derecho que preconizan las autoridades… ¿O no?.